jueves, 10 de mayo de 2007

Pozo de los Humos


Esta fácil ruta se encuentra al noroeste de la provincia de Salamanca, dentro del Parque Natural de los Arribes del Duero. Hay que llegar hasta el pueblo de Pereña de la Rivera.

Buscamos el frontón del pueblo y ahí podemos dejar el coche e ir caminando por el camino que sale detrás de este frontón, o bien continuar con el coche por el camino, son unos 3 o 4 km de camino un poco estrecho si nos encontramos algún coche de frente (cosa que ocurrirá casi con seguridad) . El camino no tiene pérdida solamente nos saldrá un desvío a la derecha que tendremos que ignorar y continuar por este camino hasta llegar a una explanada donde podremos dejar el coche.

A partir de ahí es donde empieza realmente la ruta y donde podemos ponernos ya las botas o las zapatillas. Podremos ver la gran garganta que ha dejado el río, nos dirigimos hacia la izquierda, también se puede tomar como referencia una torre de alta tensión que hay. El camino empieza a descender hasta unas rocas, desde las que podemos admirar unas espléndidas vistas de una cascada. Esta no es la que estamos buscando aunque tiene su belleza. Se trata del Salto de las Escarmentadas, es una cascada con no mucho caudal de unos 120 m de altura.

A partir de ahí comienza la poca dificultad que tiene esta ruta, seguimos por nuestra derecha, directos al salto de las Escarmentadas. Es un descenso muy sinuoso por senderos estrechos de tierra y piedras sueltas, se separan y juntan varias veces pero todos conducen al mismo sitio, al Pozo de los Humos. Está formado por el ría Uces en su desembocadura en el río Duero. Es una cascada múltiple ya que llega al fondo después de 4 saltos, que suman unos 200 m. de desnivel. En su caída el agua se vaporiza ya hay como una neblina que parece humo lo que le da el nombre.

La vista desde la base de la cascada es espectacular y es inevitable acordarse de tantas y tantas películas en las que vemos lugares paradisíacos. También nos daremos cuenta que arriba del todo de la cascada hay una pasarela para asomarse, a ella se llega desde el pueblo de Masueco. Es otro punto de vista pero es infinitamente más bonito desde abajo.

No debemos irnos sin explorar un poco el entorno, si nos vamos hasta el fondo hay una pequeña laguna , recogida, oscura, oculta, silenciosa y fría, parece que no tiene nada que ver con la cascada.

Después del merecido descanso, tomar un poco el sol en las rocas y tal vez comer un bocadillo, hay que volver a la realidad y darnos cuenta que no nos encontramos en el Caribe, no nos queda otra que afrontar el duro camino de regreso. El mismo camino que hicimos para bajar pero ahora de subida. Antes de empezar a subir hay que pensar una cosa:

"Hay que comenzar como un viejo para acabar como un joven".

martes, 8 de mayo de 2007

Legados de nuestros mayores.

En este blog voy a intentar explicar las rutas que voy conociendo. La mayoría de las rutas de senderismo son caminos de pastores o de agricultores que utilizaban para moverse hacia sus pastos o tierras de labor. Ahora que estas actividades han descendido peligrosamente con la despoblación de estos pueblos. Estas rutas son utilizadas ahora por los turistas, ante la mirada atónita de los lugareños que ven que la gente en manada vienen a ver su cascada, laguna, o las vistas. Se asombran que uno venga desde tan lejos a ver una cosa que a ellos no les ha quedado más remedio que ver a diario durante años y años, pero el no apreciar esto no hace cambiar la cara de satisfacción y alegría que ponen cuando uno les pregunta por la cascada de su pueblo.

Ahora, no hay que olvidar que es una cosa que les pertenece, que les enorgullece y les identifica, ya que es la diferencia de ser conocidos y vistados o no. Darnos cuenta que no nos pertenece y no podemos modificar, alterar y mucho menos estropear o ensuciar lo que no es nuestro. Hay que limitarse a observar y si uno ve una roca, animal o planta intentar entender como ha llegado alli, igual le ha costado cientos de años llegar a ese lugar o adaptarse a esas condiciones. Hay que entender que por muy bonita que sea esa flor que estamos viendo, está ahí por algo, no solo para adornar nuestro camino. Está intentando atraer a los insectos para reproducirse y seguir viviendo en ese lugar. Si la arrancamos seguramente cuando terminemos nuestra ruta ya esté estropeada y si no lo ha hecho lo hará en nuestro coche. Pero si la dejamos la podrá admirar los seguientes que pasen y si consigue reproducirse también la observarán los que vengan en años sucesivos.


La mayoría de los pequeños ayuntamientos a los que pertenecen estas rutas no obtienen ningún beneficio por tener la ruta que no sea el ser más o menos conocidos por ello y el poco gasto que hacen los visitantes en algún bar o restaurante de la zona, esto implica que el mantener en buen estado estas rutas supone un gasto y una inversión en tiempo y dinero que muchas veces no se ve recompensada, por eso hay que entender que estas rutas en algunas ocasiones no se encuentren en las mejores condiciones, por eso hay que hacer lo posible por cuidarlas.

"Que el siguiente que venga no diga lo bonito que era todo hasta que llegaste tu".